Diez Ayllus
miércoles, 24 de marzo de 2021
lunes, 22 de marzo de 2021
martes, 2 de marzo de 2021
Todo tiene su tiempo
Todo tiene su
tiempo
Todo tiene su tiempo, y todo lo que
se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir;
tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de matar, y tiempo de curar;
tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
tiempo de llorar, y tiempo de reír;
tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
tiempo de esparcir piedras, y tiempo
de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
tiempo de buscar, y tiempo de perder;
tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
tiempo de romper, y tiempo de coser;
tiempo de callar, y tiempo de hablar;
tiempo de amar, y tiempo de
aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
Eclesiastés
miércoles, 24 de febrero de 2021
Amanecer en el Alto Piura
domingo, 21 de febrero de 2021
Aportes a la cultura piurana
Me complace presentar dos notas bibliográficas de nuestra colaboradora Urpi Castillo López acerca de dos publicaciones de la antropóloga Anne Marie Hocquenghem, que nos permite conocer más sobre la cultura piurana. (El editor de Diez Ayllus)
LA COCINA PIURANA
(Ensayo de antropología de la alimentación)
Anne Marie Hocquenghem y Susana Monzón
Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos / Instituto de Estudios
Peruanos, 1995
Uno de los objetivos de este trabajo es el constituir un inventario de
la cocina regional con el fin de preservar el rico acervo culinario piurano,
ante su continua sustitución por la comida internacional, producto de la
globalización que viva el mundo actual y que todas las esferas de la existencia
humana.
Otro de los fines es el de difundir las características alimentarias de
la región, buscando generar conciencia acerca de la necesidad de una
alimentación basada en los productos naturales propios de la zona, teniendo en
cuenta la sabiduría ancestral, a la que se han ido incorporando ingredientes
que han enriquecido el legado culinario.
La primera parte toca aspectos que van desde la determinación geográfica
del estudio, los principales productos alimenticios, los hábitos alimentarios,
los utensilios, los procedimientos mecánicos y bioquímicos, los tipos de
condimentos, las técnicas de cocción y los estilos culinarios.
A continuación, la segunda parte recoge 314 recetas recopiladas en los
lugares de reconocida tradición culinaria como el Bajo Piura (Catacaos, La
Unión), el Alto Piura (Chulucanas) y la sierra (Ayabaca, Huancabamba, Santo
Domingo).
El recetario comprende los ingredientes y la manera de preparar los
potajes, basados en productos vegetales, pescados o carnes, así como la
repostería y las bebidas. Entre las especialidades culinarias típicas de la
sierra figuran, por ejemplo, el repe, el sango, las tortillas y el ceviche de
carne. (Urpi Castillo López)
PARA VENCER
LA MUERTE
Anne Marie Hocquenghem
Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos / Lluvia Editores, 1998
El título nos sugiere más un libro de poemas que un estudio arqueológico
y antropológico de la Región Grau.
Sí, porque de esto trata este voluminoso trabajo de la antropóloga Anne
Marie Hocquenghem, nacida en algún lugar de Europa, pero ahora convertida en
una ciudadana del mundo.
En este libro, en el que ha unido la pasión científica y el calor del
afecto por las poblaciones que habitan los ubérrimos campos de Piura y Tumbes,
la autora nos propone una visión del pasado con miras hacia el porvenir.
Se remonta a la existencia de los primeros grupos humanos de la zona,
que data de hace doce mil años y su desarrollo a través de los sucesivos
estadios culturales hasta llegar a la actualidad.
Así, Para vencer la muerte constituye, pues, otro notable aporte
de la autora al conocimiento de la cultura y la realidad sociohistórica de una
de las principales regiones de nuestro país. (Urpi Castillo López)
viernes, 12 de febrero de 2021
Cumananas
Cumananas
lunes, 8 de febrero de 2021
En la vida hay amores
EN LA VIDA HAY AMORES…
Saúl Castillo Peña
Aunque soy de quienes piensan ―parafraseando
una conocida cumbia― que el amor “no tiene horario, ni
fecha en el calendario”, al aproximarse el Día de los Enamorados ―celebración
promovida por los medios de comunicación y la publicidad― se me dio por recordar mis años adolescentes.
Entonces recordé que cuando andaba por los
diez años para entrar en los once, se me fue pasando el interés por los juegos
infantiles y empecé a mirar con cierta insistencia a las alumnas de la Escuela
de Mujeres, sobre todo a una niña de trenzas y ojos azabaches.
Pasaban los días, las semanas y los meses… y
todo seguía igual. Bueno, igual para los demás pero no para este escribidor,
pues de tanto pensar en aquella ‘Dulcinea’ (permítamme
los discretos lectores de este humilde blog que me reserve su verdadero nombre)
mi cabeza estaba en la Luna, por lo que mis padres me reñían a cada rato ya que
por andar siempre embelesado no hacía bien los mandados.
Mi hermano mayor, que por esos años estudiaba
en el Instituto Nacional Agropecuario, de Santo Domingo, regresaba a Chungayo
los sábados. Y fue en una de esas ocasiones cuando armándome de valor le conté
mis cuitas de bisoño enamorado y le pedí que me aconseje cómo proceder en esta ―para
mí― dramática situación; pues mi hermano
era conocido por sus cualidades y habilidades que eran muy apreciadas por las
damitas de Chungayo y alrededores, prueba de ello era que varias de ellas
siempre me preguntaban por él.
Y es que además de sus dotes de gran
palabreador él siempre llevaba consigo un librito titulado El secretario de
los amantes. El libro de los enamorados, el cual además de los modelos de
cartas apropiados para cada situación ―declaraciones, reconciliaciones,
pedidos de matrimonio, etcétera, etcétera― incluía
numerosos consejos para las parejas. Por eso, apenas le expuse mi caso,
inmediatamente tomó cartas en el asunto y me indicó que copie la carta que según
sus amplios conocimientos ―teóricos y prácticos― era la que más convenía.
Así que poniendo manos a la obra, de acuerdo a
sus instrucciones transcribí la misiva en la hoja de un cuaderno, pero cuando
se la mostré me reconvino severamente diciéndome que cómo se me había ocurrido
copiarla en una hoja de cuaderno e inmediatamente me alcanzó un papel de carta
y un sobre muy bonitos, de los que él siempre estaba premunido.
Luego, con muchísimo cuidado transcribí mi
primera carta de amor en el papel indicado, la puse en el sobre y se la di a un
churre, a quien le pagué una peseta para que se la entregue a la destinataria.
Pero no sé si se la llegó a entregar, porque hasta ahora estoy esperando la
respuesta.